Fugaz.
Etéreo.
No lo puedes atrapar;
no lo puedes sentir.
Sin embargo,
ahí está.
O estará o estuvo,
porque va y vuelve
y se pierde y se esconde
y te aplasta y se esfuma.
Y desaparece una vez más,
entre miles de historias cruzadas.
Imagen: Ídem
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